
Lo cierto es que hay muchas formas del ninguneo o, tal vez, esta palabra es sólo una forma del resentimiento bilioso. Uno de los recuerdos más claros de mi infancia tiene sitio en la casa de mi abuela paterna donde pasaba algunas vacaciones decembrinas. Era una casa de pueblo edificada, sin embargo, en la ciudad de México: patio interior, construcción en L, una pequeña fuente, higueras, ciruelos, rosales y un letrero discreto pero visible que, adosado a la reja de entrada, permitía a los visitantes leer: “Esta casa es un hogar católico. No se admite propaganda protestante ni de otras sectas”.
La página de Tusquets que informa sobre la manera de presentar originales se parece a la casa de mi abuela. Al final de las recomendaciones se advierte al visitante que “la editorial no acepta el envío de poemarios, obras teatrales, y antologías de aforismos no solicitados, por lo que declina mantener correspondencia sobre el particular.”

1 comentario:
Tanta advertencia de Tusquets debe ser a los necios que recuerdan aún esos preciosos "Cuadernos Ínfimos" con portada plateada y cuyo catálogo provocaba salivaciones extremas. Ahora esa editorial, al menos en su vertiente mexicana, sólo busca novelas que den un glorioso campanazo. Que con su pan se lo coman.
Saludos
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