No deja de sorprender el escándalo que se ha desatado porque la revista Forbes decidió incluir al Chapo Guzmán en su lista. Debe advertirse, no obstante, que el Chapo no se encuentra entre los primeros 500 millonarios —cuya lista encabezan Bill Gates, Warren Buffett y Carlos Slim—, y sólo es considerado un “nuevo rico”.
Supongo que la inclusión del agraciado mina la percepción que se tiene de la patria. Pero, nuevamente, este asunto de la percepción es engañoso. Qué es lo verdaderamente grave, ¿que México se exhiba en las listas de Forbes como exportador de narco-millonarios, o que los narco-millonarios existan? ¿El ocultamiento de la verdad, la modifica? Es un asunto difícil porque, dirán quienes saben, la apología de la violencia sólo conduce a su fomento y de algún modo tienen razón.
Más allá de las declaraciones de la presidencia al respecto, incluidas en la presunta campaña contra México que, acertadamente Silva-Herzog Márquez señala, fue iniciada por el mismo presidente —“No nació en una oscura sala conspiratoria de Washington la idea de que el Estado mexicano perdía el control de ciertas zonas del territorio. Desde el arranque de su gobierno, el presidente Calderón declaró enfática y claramente que el objetivo de su política contra el crimen era ‘recuperar el control territorial.’ Hasta donde entiendo, se recupera lo que se ha perdido”— lo que en realidad me asombra es la postura de los medios.
Hoy están ofendidísimos, exhiben la camiseta tricolor, son uno solo defendiendo la imagen alicaída del terruño entrañable que unos gringos “sin metodología”, “sin fuentes confiables”, han venido a manchar. Esos, los plañideros de hoy, ayer se solazaban mostrándonos cabezas, haciendo sus propias listas, estadísticas y cuadros sobre el número de muertos en el día, el acumulado de la semana, del mes y, por supuesto, el gran total para “el año que vivimos en peligro”, como algunas televisoras han llamado al rosario de narco-ejecuciones que recetan a los televidentes.
En realidad yo no debería hablar de esto. Yo escribo poesía y por lo tanto, dirán los especialistas que pueblan la pantalla, mi única competencia se reduce a padecerlos.
1 comentario:
Una opinión muy acertada, sin embargo escribir poesía, no cambia el hecho de ser Mexicanos y preocuparnos por el bienestar de la familia -el cual se ve afectado por todo aquello que nos rodea-.
Escribir poesía es sólo una parte de lo que somos.
Saludos maestra, espero mi comentario no la ofenta, xq la intensión no es esa.
Monserrat Vázquez
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